" Cuando el Conde recibió las noticias del avistamiento de una enorme plaga de ratas asolando los campos de la ciudad, pensó que ya sería demasiado tarde. Miles de campesinos habrían sido masacrados por las crueles hordas de ratas procedentes del subsuelo. Si había alguien en la provincia que pudiese hacer algo para detener la matanza, ese era él.
Pronto llegaron al límite de la ciudad las miles de ratas pertrechadas para el combate, ávidas de sangre humana y de saqueo. Subido en la campana, el Vidente contemplaba la ciudad con ansia, oliendo el miedo de las inmundas cosas-humanas que la habitaban y que seguramente ya estarían escondiéndose.
Mas no era suficiente. El Conde comprendió que su flanco quedaría claramente expuesto a los terribles rayos del Cañón de Disformidad Skaven, por lo que deseó haber podido reunir unidades mas rápidas que pudiesen cazar a la artillería enemiga. Sin embarago, sus plegarias serían rápidamente atendidas, pues una unidad de valientes Caballeros del Sol Llameante, una orden ya casi extinta, apareció por su flanco para preparar la carga contra el enemigo. La artillería estaba dispuesta, los sacerdotes guerreros ya disponían martillos y plegarias. El tablero estaba dispuesto.
Pero en lo referente a la magia, los Skaven no son un enemigo fácil. El vidente preparó todas sus energías, y durante la batalla, llegó a lanzar el temido DecimoTercer Hechizo sobre las tropas estatales hasta en cuatro ocasiones con fuerza irresistible. Numerosas eran las bajas entre la filas imperiales, más no cedieron terreno y avanzaron por el flanco izquierdo de las ratas.
En el momento álgido de la batalla, el gran regimiento de espaderos de la ciudad acabó con el grueso de la infantería Skaven. Los caballeros destruyeron el cañón de disformidad y se prepararon para arrasar a las ratas que intentasen escapar: aún habiendo sufrido bajas, la Orden del Sol Llameante es conocida por su tremenda determinación. Valor, la mole de acero, había sufrido ya cuatro fuertes impactos de la artillería disforme, pero su cañón de vapor no cesó de disparar durante la batalla, sembrando el pánico allá donde caían sus proyectiles.
El flanco izquierdo no iría mal dadas sus numerosas tropas, y por ello el Vidente se decidió a aniquilar la resistencia del flanco derecho imperial. Superados ampliamente en número, las dotaciones abandonaron las baterías de cañones, tomaron sus arcabuces y decidieron gastar hasta el último proyectil antes de perder la vida. Leopoldus libró una dura batalla contra el poderoso Vidente Gris, que acabó destruyéndolo gracias al poder de la piedra bruja. Pero aquella carnicería no había sido en vano.
Una vez hubo aniquilado a los imperiales del este del frente, el Vidente volvió la vista. Lo único que alcanzaban a ver sus frebriles ojos era a miles de ratas huyendo despavoridas. El resto de su ejército se había disuelto, por lo que decidió huir con lo que quedaba de su guardia, para planear una nueva invasión.
Ya le llegará su día, pensó el Conde. La ciudad estaba a salvo, pero no sin un altísimo coste de vidas imperiales."
¡¡Muchas gracias por leer!! Fue una partida muy reñida a 2000 puntos, espero que os haya gustado el informe de batalla alternativo. ¡Un saludo!